著者
Rie ARIMURA
出版者
日本イスパニヤ学会
雑誌
HISPANICA / HISPÁNICA (ISSN:09107789)
巻号頁・発行日
vol.2014, no.58, pp.113-143, 2014 (Released:2016-05-05)

Hasta la fecha los vínculos históricos entre Nagasaki y el mundo hispánico habían permanecido en la sombra mientras que se conocían mucho más los nexos entre este puerto y Portugal y Holanda. No obstante, las relaciones con el Imperio español en el periodo Namban fueron estrechas y tuvieron repercusiones hasta entrado el siglo XX. Ello se refleja en el gran martirio de 1597 así como en otros hechos. Así, Francisco Orozco y Jiménez, arzobispo de Guadalajara en México, fue el primero en la década de 1930 en recolectar donaciones para construir un santuario dedicado a San Felipe de Jesús en el lugar del martirio e incluso mandó elaborar planos arquitectónicos. El proyecto no fue llevado a cabo, sino hasta la conmemoración centenaria de la canonización de los 26 mártires de Nagasaki. En 1958, Pedro Arrupe, S.J. apoyó la empresa asignada a Paul Yamaguchi, arzobispo de Nagasaki, de edificar un monumento dedicado a dichos mártires en la colina de Nishizaka. Para ello, dicho jesuita solicitó apoyos a la Iglesia mexicana para reunir fondos. A través de los documentos conservados en el Archivo Histórico del Arzobispado de México se deduce que hubo distintos factores que determinaron la participación de la Iglesia mexicana en este proyecto. En primer lugar, las labores precedentes de Francisco Orozco y Jiménez tuvieron peso. En segundo lugar, la amistad entre Arrupe y Miranda Gómez, arzobispo de México cultivada durante 30 años jugó un papel capital. Un tercer factor determinante fue el conflicto político, militar y social dentro del contexto de la Guerra Fría. Así, la documentación histórica refleja una perenne inquietud ante la amenaza del comunismo. El proyecto de construir la iglesia de San Felipe y el Museo de los 26 Mártires tenía pues unas resonancias globales y tenía el propósito de crear un símbolo visual de defensa política y espiritual ante Rusia y el comunismo. El presente trabajo reconstruye el contexto histórico y financiero de dichos monumentos de Nagasaki. También hace mención al concurso de pintura infantil en homenaje a san Felipe de Jesús, que jugó un papel importante en el marco de la consagración de dicha iglesia en junio de 1962.