- 著者
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竹村 文彦
- 出版者
- 日本イスパニヤ学会
- 雑誌
- HISPANICA / HISPÁNICA (ISSN:09107789)
- 巻号頁・発行日
- vol.1990, no.34, pp.183-195, 1990
En la primera persona narrativa en general, el protagonista (el “yo” que actua en los episodios) y el narrador (el “yo” que los relata retrospectivamente) poseen puntos de vista distintos: el narrador, ya lejos de los sucesos que cuenta, puede mirarlos y valorarlos con cierta objetividad. Por eso, el mundo presentado por él tiende a ser relativamente estáble y estatico. En cambio, el protagonista se encuentra en el momento actual de los acontecimientos y tiene que percibirlos y juzgarlos con su propio criterio subjetivo. Necesariamente el mundo captado por él será ambiguo y oscilante como la vida rel.<BR>Algunos de los episodios del Lazarillo están presentados estrictamente a través de la percepcion y el juicio del protagonista. Por ejemplo, en el encuentro de Lázaro con el Escudero (Tractado 3), gracias a esta técnica narrativa, el lector también queda enganado por la apariencia noble del tercer amo de Lázaro, y al lado de éste va comprendiendo poco a poco su miserable realidad. El resultado es la sensación de hallarse frente a una persona real y compleja. El punto de vista del protagonista se acentúa mediante el uso del articulo indetermidado y frases como “mi amo se paro, y yo con él” o “topóme Dios con un escudero”, etc.<BR>Al contrario, en el Buscón predomina el punto de vista o la percepción del narrador. En la venta de Viveros (Libro I, Capitulo 4), el protagonista Pablos y don Diego quedan estafados por otros huéspedes, pero el narrador lo revela ya desde el principio del episodio ( “la siempre maldita venta de Viveros”), y descubre al lector el verdadero carácter de los personajes antes de que éste pueda juzgarlos por su propia cuenta. Esta manera de narrar los convierte en simples “figuras de guiñol” (F. Lázaro), faltos de complejidad humana, haciendo que los episodios carezcan de sorpresa.